miércoles, 5 de septiembre de 2012

Construcción sostenible en hormigón

El hormigón es uno de los materiales de construcción más extensamente empleado en la edificación, ofreciendo una gran versatilidad en su uso. Su capacidad para adoptar la forma del molde que lo contiene, su resistencia mecánica, su estabilidad ante el fuego o el aislamiento acústico que proporciona son algunas de sus características más apreciadas tradicionalmente, a las que se viene a sumar otra faceta no menos importante en los últimos años: su inercia térmica, que cada vez es más valorada en términos de eficiencia energética y, en definitiva, en términos de sostenibilidad.



En la actualidad, pasamos el 90% de nuestra vida en edificios, y en Europa el 42% del consumo de energía y el 35% de las emisiones de gases de efecto invernadero se deben a los edificios.

Hay que tener en cuenta que en un edificio, aproximadamente el 90% de las emisiones de CO2 se debe al uso del mismo durante su vida útil (60 años), un 8-10% se producen durante la fabricación de los materiales y entre un 2-3% tienen lugar durante el proceso de construcción.

La sostenibilidad de un edificio debe calcularse teniendo en cuenta su ciclo de vida completo,  desde la extracción de las materias primas con las que se fabrican los materiales de construcción, hasta su demolición y reciclado de sus escombros, sin olvidar el periodo de utilidad del mismo.


Ventajas de las construcciones con hormigón

•La utilización de hormigón en estructuras, suelos, techos, fachadas y medianeras contribuye a la eficiencia energética de los edificios, y por tanto a la reducción de CO2 gracias al aprovechamiento energético de las construcciones y a la reducción de las operaciones de mantenimiento. A los catorce años, aproximadamente, se equilibran la totalidad de las emisiones producidas para la obtención de las materias primas y las causadas por el proceso constructivo, consiguiéndose finalmente un ahorro neto de las emisiones.

•En edificación, el hormigón ofrece un aislamiento acústico suficiente para asegurar el confort del usuario.

•El hormigón proporciona una vida útil muy elevada en edificación e infraestructuras, lo que lo convierte en un material muy sostenible al reducir los costes de conservación y mantenimiento.

•El hormigón al final de su vida útil es reciclable y puede formar parte de otras construcciones.

•El hormigón ante el fuego es capaz de soportar elevadas temperaturas y mantiene un grado de resistencia tal que permite que las estructuras construidas con este material no se colapsen ante altas temperaturas (más de 1000ºC). Además, al no ser combustible, no alimenta el fuego ni contribuye a que el incendio se extienda y no produce humo ni gases tóxicos, reduciendo el riesgo de las personas y de polución ambiental.